Cómo superar las limitaciones de nuestras creencias y susceptibilidades.

Domingo 15 de Mayo, 2022 -

Por: Prevención Integral

Cómo superar las limitaciones de nuestras creencias y susceptibilidades.

Las personas vivimos en dos mundos sistémicos.

 

El primero de ellos es el externo, vinculado a las relaciones que mantenemos con otras personas: en el aspecto laboral, familiar o con amigos, profesional, social, político, etc. En cada uno de ellos tenemos resultados positivos o negativos. Lo normal, la vida misma. A veces mejor en uno aspecto y otras mejor en otros, pero sobre todas las cosas debemos ser conscientes de la forma en la que vivimos esos momentos, porque como decía el filósofo griego Heráclito"Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos."

 

El segundo de los mundos, el sistémico interno, tiene que ver con las interacciones de nuestro mundo de creencias personales y en el cual hoy haremos nuestro principal foco de análisis.

 

Esas creencias son resultado de las experiencias del pasado, muchas de ellas vividas y otras traspasadas por generaciones o bien por personas cercanas que de alguna manera influyen sobre nosotros en nuestro día a día por distintas circunstancias y tienen su efecto en la realidad que construimos: “toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa” (principio de la metafísica)

 

No es tarea fácil sentarse a debatir con nuestras propias creencias, con nuestros preconceptos, y nuestros propios estereotipos, y más sobre todo si se relacionan directamente con decisiones que debamos tomar personalmente. Es un trabajo difícil, y vuelvo a reiterar un término: humildad. Sentarse frente a nuestro propio espejo reconociendo nuestras arrugas del carácter es un ejercicio que daña el ego pero que a la larga se convierte en Omega 3 para nuestro crecimiento personal/ profesional.

 

El mundo de creencias interactúa dentro de nosotros creando nuestros valores, motivaciones y estilo de personalidad, pasando a constituir los filtros desde los cuales percibimos, interpretamos y definimos la realidad, la nuestra y la ajena. De ahí la necesidad de observarnos a nosotros mismos. Enfrentarnos con valentía a ese espejo para analizar nuestras conductas y nuestros resultados.

 

El deseo de pertenecer o no pertenecer a un grupo o a una opinión colectiva más allá de lo que nosotros realmente creemos, no deberían hacernos “caer en la tentación” de volver a naufragar en nuestro mar de las contradictorias percepciones.

 

Somos los responsables de nuestras circunstancias

 

Seamos el director/a de orquesta de nuestra sinfónica vida y llenémonos nuestros espacios plagados de certezas y conocimiento, sin tópicas improvisaciones de convivencia y conveniencia forzosa. Nuestros equipos, nuestra familia y nuestro entorno lo agradecerán, y sobre todo nuestra credibilidad y sentido de liderazgo dejarán de ser unas creencias preconcebidas para transformarse en una realidad.

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