La forma en que el cuerpo utiliza la grasa varía según diversos relojes circadianos, incluidos los del hígado, la grasa y el músculo.
Algunos estudios han mostrado que la calidad deficiente del sueño puede conducir a:
- niveles más altos de las hormonas que controlan el hambre, incluidas la leptina y la grelina, en el interior del cuerpo.
- disminución de la capacidad de responder a la
- aumento del consumo de alimentos, en especial alimentos con grasa, dulces y salados
- disminución de la actividad física
- síndrome metabólico (alteraciones de colesterol, triglicéridos, azúcar y sobrepeso)
Sistemas respiratorio e inmunitario
El sueño también afecta distintas partes del sistema inmunitario, que están más activas en diferentes momentos del día. Por ejemplo, mientras dormimos, un tipo específico de células inmunitarias trabaja más. Por eso las personas que no duermen lo suficiente pueden ser más propensas a los resfriados y otras infecciones.
Problemas de razonamiento y memoria
El sueño contribuye al aprendizaje y la formación de recuerdos a largo plazo. No dormir lo suficiente o no tener suficientes horas de sueño de buena calidad puede conducir a problemas de concentración en las tareas y alterar el razonamiento.
El corazón y el sistema circulatorio
Las personas que no duermen lo suficiente o se despiertan con frecuencia durante la noche pueden tener un mayor riesgo de:
Bienestar emocional y sueño
Actualmente, se ha estudiado que nuestro bienestar emocional se encuentra directamente relacionado con cómo y cuánto dormimos. Estudios han demostrado que, las personas que duermen poco o que tienen mala calidad de sueño, tienden a percibir el mundo de una forma más negativa, además de disminuir la capacidad de disfrutar las cosas buenas que les ocurren en el día”,