5 claves para aprender a fluir

Lunes 09 de Junio, 2025 -

Por: JHON PRADO

5 claves para aprender a fluir

La experiencia de fluir: cómo reconocerla y cultivarla

Fluir no es solo un concepto bonito. Es una vivencia transformadora, un estado mental y emocional en el que todo parece alinearse. Cuando entramos en flow, desaparece el ruido de fondo, el tiempo se diluye, y solo queda la conexión profunda con lo que hacemos. No se trata de un accidente afortunado, sino de un estado que podemos reconocer, provocar y nutrir.

Estas son las condiciones esenciales que abren la puerta a esa experiencia:


1. Un desafío con sentido

El flujo nace del reto. No surge en la pasividad ni en la evasión: ver televisión o desplazarse sin pensar por redes no produce flujo. Para entrar en ese estado, necesitamos intención y un esfuerzo inicial. Leer un libro exigente, empezar a escribir, resolver un problema… suele haber resistencia al comienzo. Pero esa fricción es el umbral: es el precio de acceso al estado de flujo.


2. Atención sin fisuras

Nuestra mente salta de una idea a otra como un mono inquieto. Entre distracciones, listas mentales y pensamientos dispersos, el flujo es casi imposible. Para fluir, necesitamos una atención total, sostenida. Cuando lo logramos, el caos interno se silencia. Y en ese silencio aparece el presente, sin interferencias.


3. Sensación de dominio

El mundo es incierto. Afuera reina lo imprevisible, y adentro, muchas veces, también. Pero el flujo nos ofrece una isla de control: sentimos que dominamos lo que hacemos, que cada acción tiene propósito, que avanzamos. Esa sensación nos protege del ruido exterior y nos enraíza en algo más firme.


4. El ego se disuelve

En el estado de flujo, dejamos de pensar en nosotros mismos. Se suspenden los juicios, las comparaciones, el miedo al error. No nos preguntamos cómo lucimos ni si lo estamos haciendo bien. Solo estamos haciendo. Y en esa entrega, somos uno con la acción. El yo se vuelve transparente.


5. El tiempo deja de existir

Cuando estamos realmente presentes, el tiempo se transforma. No hay apuro, ni prisa, ni espera. Solo hay ahora. Un ahora tan pleno y absorbente que el pasado y el futuro pierden su peso. No estamos pendientes del reloj: estamos vivos.


Cultivar el flujo es, en el fondo, cultivar presencia. Requiere elegir tareas con propósito, proteger nuestra atención, y entregarnos sin juicio. No se trata de perseguir el placer, sino de entrar en ese espacio donde el hacer y el ser se funden.

Ahí, en ese punto invisible donde todo encaja, ocurre la magia.

 

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María Victoria Rincón:

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